
El Club Atlético La Pepita se encuentra inmerso en una crisis institucional muy grave, de las peores que ha tenido dentro de su joven historia, y esto repercute dentro y fuera de la cancha en el marco de la Liga Galvense de Fútbol.
En otras oportunidades ha sido una institución cuyas conducciones dirigenciales generaron en algún momento polémica, pero nos encontramos en este tiempo ante una comisión que reclama legimitidad y hasta fue citada por el Concejo Deliberante y otra parte de socios que considera que todos sus actos son nulos porque las asunciones de sus integrantes no se dieron en el marco estatutario correspondiente.
Uno de los elementos que un grupo de asociados utilizaría es el pedido de intervención de la entidad, para que la Dirección Provincial de Personerías Deportivas y Jurídicas o el área que corresponda actúe y de a poco pueda normalizar a La Pepa, con convocatoria a reempadronamientos, y llamado a asamblea para rearmado de la comisión directiva.
Desde el Concejo Deliberante se los citó para una reunión a los actuales conductores del club –quedarían 4 de los 9 que debe haber-, la respuesta fue que no podían asistir en horario matutino por lo cual propusieron que sea de tarde, y de este modo también tener la versión de los actuales directivos de La Pepita. Entre otros temas esperan conocer números de la entidad, balances, destino de fondos otorgados desde el Estado y su posición acerca de la salida de los anteriores entrenadores.
En el medio quedaron los jugadores que no se fueron y los juveniles que de golpe fueron ascendidos que están haciendo lo que pueden con un nuevo cuerpo técnico, en una campaña futbolística que hasta acá arrojó 3 derrotas con 11 goles en contra y ninguno a favor –aclarando que el Apertura, con todos los jugadores a disposición, fue un mal torneo-.
Recordemos que el panorama se caldeó con la decisión de la comisión –según su visión, amparándose en la reglamentación interna- de desprenderse del cuerpo técnico que encabezaban Jonás Alarcón y Leandro Gómez, lo que se llevó consigo a varios jugadores que se solidarizaron con este cuerpo técnico y encendió decenas de broncas por considerar injusta e injustificada la medida.
Por todo lo expuesto, el club necesita un reordenamiento, no solamente en cuanto a una intervención que revise todos los temas legales y estatutarios, sino que quienes quieran ingresar lo hagan dentro de un objetivo común. Que no exista un grupo de primera y otro de inferiores y otro de otra cosa, sino un conjunto de ciudadanos, hinchas y o socios de La Pepita, que lo ayuden definitivamente a crecer. Que se respete a sus referentes como corresponde, poniendo por encima a gente como Norberto “Tucho” Monti ya que recordemos que la cancha lleva su nombre y por algo es. Que nadie tenga que alegrarse o subrayar las derrotas actuales para justificar su posicionamiento sobre esta comisión. Los chicos que están dando la cara son los menos responsables en todo este culebrón.
Como muestra, un botón: salvo el Apertura 2018 que fue ganado de brillante forma –aunque no sumó estrella- y aquella final tan cargada de sospechas que terminó ganando Santa Paula de Gálvez, La Pepita no pudo ser protagonista casi nunca, y hubo decenas de equipos de otras tantas localidades –varias mucho más chicas que Coronda- que han sumado uno o más campeonatos en primera y peor aún, varios con jugadores formados y surgidos de La Pepita.
Además, la etapa brillante de las inferiores parece estar como máximo, en transición. Aquellos jugadores formados durante la gestión de Carlos Monserrat y compañía se han ido desparramando hacia otros clubes y en una entidad donde los mayores no dan el ejemplo, poco se les puede pedir a los pibes que en lo único que deben pensar es en divertirse aprendiendo un deporte tan hermoso como el fútbol.
La gran excepción es la reserva que en tres temporadas fue dos veces campeón y una subcampeón y que todavía tiene chances.
Con toda esta base, todos, del lado que sea, deben saber que en este contexto lo más importante es ese popular club de Barrio Iguana, que necesita de unidad y de acuerdos para recuperarse. Porque “el todo es la suma de las partes”, y aquí lo que debe prevalecer es el “todo” y no cada parte.
Foto FM Sensación
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